Ahora que vuelve la primavera…

book-1853348_960_720

La que ni tú ni yo esperábamos debió ser la noche de los tiempos. Y las parejas se siguen esperando en la Puerta del Sol, se besan cuando salen del metro y se encuentran. El reloj marca las dos y media, muy pronto para haber comido y muy tarde para estar en ayunas. Hay relojes que todavía dan la hora en Madrid. Hay relojes… y todos los punteros me señalan que mi nostalgia siempre será tuya. Tuya y de todas las vidas que no tuvimos, pese a estar siendo felices en la nuestra. Nuestra vida, tan distinta y tan lejana. Tan a las afueras de todo lo que sucede si nos miramos a los ojos. Y todos los punteros me indican que es tuya mi nostalgia, que aún nos miramos y que nunca más podremos volver el tiempo atrás para que nada de todo aquello suceda. Sucederá, sin remedio. Sí, tú y yo y nuestra distancia y toda mi melancolía y todos los relojes dando la hora tan tardía para estar en ayunas; todo sucederá y no nos habremos olvidado, ni habremos sido. Lo que no sucede se condena a ser eterno; como tu mirada, como los relojes dando la hora sin ninguna misericordia hacia los que vemos pasar todas las vidas que no tuvimos con la exigencia de vivir una sola.

Deja un comentario